jueves, septiembre 10, 2009

La fábula del trenecito que no pudo.

But it was only fantasy, the wall was too high, as you can see. No matter how he tried, he coud not break free. - Roger Waters (Pink Floyd).
Es bastante conocido el cuento del trenecito que sí pudo, es un cuento infantil moralizante que exalta los valores del esfuerzo y el trabajo duro. Surgió en Estados Unidos a principios del siglo XX, aunque muchos autores han usado la anécdota del trenecito como base de algún cuento o fábula infantil.
El trenecito que sí pudo.
La anécdota principal trata acerca de una locomotora de vapor que le tenía miedo a las vías de una colina, hasta que un día le tocó recorrerlas. Se concentró pensando "Sí puedo, sí puedo..." y cuando se dio cuenta, ya había legado a la cima de la colina. Esta anécdota ha sido vista como una alegoría al sueño americano. Pero sucede que en la realidad a veces no se pueden hacer las cosas por más que uno lo intente. Hay una tenue línea entre la necedad y la tenacidad y muchas veces es casi imposible distinguirla o saber de qué lado ponernos. En la vida real siempre nos enfrentamos a "obstáculos" como estos; los discursos y choros de autoayuda nos dicen que no hay obstáculos, sino retos que debemos superar. ¿Y si deveras están fuera de nuestras posibilidades? ¿Y si nos desmadramos tratando de superar estos retos? John Lennon decía que la vida es lo que pasa frente a nuestros ojos mientras estamos ocupados haciendo planes. ¿Y si estamos concentrados tratando de superar un obstáculo y la vida pasa delante de nosotros sin que participemos? Actualmente, se está usando mucho el título "El trenecito que no pudo" para titular artículos que hablan de cómo estalló la crisis mundial debido al fallo de los sistemas económicos. En realidad la anécdota contracultural no es tan simplona: nuestro trenecito de vapor le tenía miedo a las vías de una colina, pensando "nunca podré con esa subida", hasta que un día le tocó hacer ese recorrido, así que se llenó de pensamientos positivos: "sí puedo, sí puedo" y ya casi llegaba a la cima, pero se le reventó la caldera y ya no pudo seguir así que fue retirado del servicio. Cuando nuestro trenecito se recuperó de su fallo, trató de conseguir trabajo como tren de carga, pero ya nadie lo quería porque se le había reventado la caldera. Nuestro trenecito empezó a vagar y a malvivir de la mendicidad hasta que un día decidió buscar trabajo en otras áreas que no había probado. Siendo una locomotora de vapor de un modelo antiguo y obsoleto, encontró trabajo en un parque jugando con los niños.
El trenecito que no pudo.
Este cuento o fábula puede interpretarse de muchas maneras, desde la moraleja que ante el fracaso, uno debe buscar alternativas, hasta el rechazo de lo que nos dicen que es el "éxito" y hacer lo que realmente queremos hacer, con lo que nos sentimos a gusto. De cualquier modo el mensaje principal es que ante una caída, no se debe uno quedar en el suelo. Pero, ¿hasta cuándo debe uno insistir y cuándo debe uno empezar a buscar alternativas? Nadie puede dar una respuesta concreta. Buscar tu propia respuesta es lo que hace la vida interesante. 3059.28

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