"Yo siempre me quejaba de que no tenía zapatos
hasta que conocí a alguien que no tenía pies"
Todos tenemos momentos en que el stress y los problemas se juntan, cuando todo parece ir mal. Y de repente, pasa algo que demuestra que las cosas siempre pueden empeorar.hasta que conocí a alguien que no tenía pies"
Los humanos somos entes sociales, y como tales tendemos a contar todos nuestros problemas, no para tratar de encontrar solución, sino para socializar, como una forma de encontrar apoyo.
Muchos piensan que un buen apoyo es decir algo como "en África se están muriendo de hambre, en Medio Oriente llevan años matándose entre sí. En todo el mundo hay mucha gente que tiene problemas mucho más grandes y graves que los tuyos. ¡¿Y tú te quejas?!
¿El saber que hay gente en peor situación que uno debería hacer que nos sintamos mejor? Uno acude a otra persona solamente para descargar la consciencia, para compartir la carga emocional, simplemente para sentir que no todos tienen problemas ni reaccionan como uno; es simplemente para saber que uno no está en la boca del infierno, tan sólo se siente uno así, en realidad el mundo no se ha vuelto loco, sigue girando, toda la sociedad sigue ahí.
Cuando uno trata de apoyar a alguien deprimido y menciona este tipo de consejos, generalmente lo hace uno con las mejores intenciones (y de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno), pero uno genera el efecto inverso al que se buscaba: el deprimido ni se siente mejor y casi siempre termina más deprimido porque está consciente que hay mucha gente con problemas.
Cuando uno tenga la oportunidad de apoyar a alguien deprimido no debe uno caer en la tentación de comparar su situación, regañarlo, pontificar o decirle "Te lo dije"; simplemente apoyarlo, decirle que nada es tan grave y que el mundo sigue girando para cuando quiera reintegrarse a él.
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