Desde siempre se ha considerado que la política es algo sucio, efímero y tonto, y que los que nos consideramos gente decente deberíamos permanecer lejos de sus tentáculos, ser totalmente apolíticos. Eso no es lo peor; a lo largo del tiempo se le ha dado a la política un tinte de chisme: que si ésta anda con aquélla, o si el otro es más simpático, que si fulanito jala más gente, pero sutanito tiene más personalidad, pero perenganito está consolidado, etc. Y muchos tienen la creencia de que los politólogos o la gente que sabe de política son aquellos que se adentran en las aguas fangosas del chisme político.
En realidad la democracia exige nuestro conocimiento y sabiduría; no el conocimiento del chisme político, sino de los hechos, del historial, de la trayectoria de cada aspirante a un puesto político. Deberíamos tener disponible información suficiente para saber qué es lo que ha hecho un político en su carrera, sus errores y aciertos, cómo se ha movido en los terrenos pantanosos de los trámites burocráticos porque al final, ellos también son ciudadanos, y deberían tener los mismos derechos y obligaciones que todos los demás.
Es bastante frustrante cuando uno se da cuenta que ésta información existe y está disponible, pero está repartida en muchos lugares; es todavía más frustrante el saber que hay tantos politólogos, reporteros y gente que le sabe a la política que se tropiezan con sus propios pies y se pierden en los enredos del chisme político. Se supone (o se supondría) que ellos nos dan información para que tomemos decisiones más acertadas, y en vez de eso nos dicen quién tiene más poder o influencia ¿política?
2528.78
2 comentarios:
sospiro, pareciera que hasta es alentado hablar de política en ese tenor ¿no te parece?
Sí, es una desgracia, pero la culpa principal es de los lectores que leemos reportajes y ensayos bastante inútiles y a veces los consideramos "muy informativos".
Publicar un comentario