Los Cielos de Júpiter by Vladimir Vasquez
My rating: 2 of 5 stars
Escrito que oscila entre la novela infantil y juvenil.
Básicamente de aventuras, la trama en la que se cimenta es bastante arquetípica: el sistema joviano se encuentra dominado por un gobierno teocrático, absolutista y totalitario; para generar una reacción más emocionalmente de odio en el lector, la mano armada de este gobierno es conocida como “Inquisición”. Como toda trama infantil que se respete, ellos son identificados como los malos, sin ambigüedades ni dudas.
Siguiendo con las tramas infantiles, se nos presenta al héroe impoluto, valiente, inteligente, fuerte y casto (con novia, claro, para evitar cualquier sospecha de homosexualidad o ambigüedad de género y dejar bien claro que es machín y medio machista, aunque una de las lecturas entre líneas de la novela indican claramente su asexualidad), astuto, hábil y prácticamente inmortal. Ya entrando a terrenos juveniles, se nos presenta al grupo de amigos del héroe: inteligentes, educados, cultos, atractivos, valientes y excelentes para la batalla.
Ya con estos antecedentes es fácil plantear el esquema de la trama: los malos dominan Júpiter y lo tienen subyugado, los buenos lo quieren liberar a toda costa.
La narración de las batallas, las vicisitudes y actos de heroísmo es lo que ocupa casi toda la extensión de la novela (es muy interesante considerar que, técnicamente, por su estructura dramática, no debería ser considerada una novela, sino un cuentote de varios cientos de páginas); como el escrito es un ebook, no tiene mucho sentido mencionar el número de páginas que tiene (depende del e-reader que se use, el tamaño de letra, formato en que se lea, etc., está entre 700+ y 900+ páginas), lo único que se puede establecer es que es muy grande (700+K para un .epub es MUY grande).
En el atractivo juvenil de narrar batallas (usando tecnología un tanto anacrónica, ilógica y hosca) vuelve a brillar la faceta infantil del relato: los malos, aparte de fanáticos, son feos y ridículos, lentos y torpes, atacan salvajemente sin seguir estrategias. Los rebeldes, en cambio, consiguen una y mil victorias heroicas a pesar de estar en clara desventaja numérica y táctica. Una hazaña equiparable solamente a las batallas ewoks - tropas imperiales (Star Wars) o na'vi - marines espaciales (Avatar).
Sin embargo, la trama principal concluye a mitad de la novela y después de algunos capítulos de enlace (ganan los buenos, por supuesto, como lo merece toda aventura juvenil, y nuestro héroe, Lois Rackham gobierna a Júpiter liberado, así que el autor trata de seguir sus aventuras políticas —sin mucho tino, estos son temas no juveniles— donde el héroe demuestra su habilidades como peleador, excursionista y yogui invulnerable), surge un nuevo némesis, él mismo, Rackham contra nuestro héroe Rackham, para esto Vladimir Vasquez (él lo escribe así, sin acentos) elucubra una nueva trama delirante: el grupo de los buenos tratan de construir un motor hiperlumínico, no funciona, pero les resulta una máquina del tiempo con lo que regresan unos años al pasado y Rackham se proclama a sí mismo como Profeta y establece una dictadura teocrática, totalitaria y absolutista. Tras la consideración infantil y juvenil de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, la flota de lo que queda de la Inquisición y el grupo de héroes unen fuerzas contra el enemigo común. Hay batallas, corretizas, escaramuzas; pero al final el héroe y sus amigos logran atrapar al maloso “falso profeta” el cual, al ser capturado, les advierte que en realidad no es un viajero temporal, sino un visitante de otro universo y que la máquina del tiempo es en realidad un artefacto para viajar en el multiverso, así que podían esperar más visitantes, algunos menos malos que él, pero algunos peores.
El libro también sirve para ejemplificar otro punto, ya muy alejado de la trama o incluso de la ciencia ficción: en estos tiempos en que los libros electrónicos están ganando terreno, hay voces que defienden el libro de material de árbol muerto principalmente por tradición, o nostalgia o simplemente por defender un pasado que ya se está diluyendo sin remedio. Una de las ventajas del mundo editorial tradicional es que cada escrito es revisado por correctores de ortografía, gramática, estilo, por editores que revisan y hacen sugerencias para que la trama mejore y/o se vuelva más comercial.
En el mundo de la autopublicación electrónica se pierde todo esto. Ya no contar con ayuda de editores es buena idea porque sus “correcciones” y “sugerencias” casi siempre van por mal camino. No siempre, pero casi. Pero lo principal es que se pierde la posibilidad de que lo corrija otra persona.
Se nota esta pérdida en el libro de Vladimir Vasquez, hay errores ortográficos, gramaticales y hasta semánticos y de estilo, sin hablar de los inevitables “typos” o errores de dedo.
Los correctores automáticos ortográficos y gramaticales de los procesadores de texto y las ayudas informáticas que hay (sé que existen algunos correctores gramaticales y semánticos mejores que los de default, existen lectores automatizados que ayudan mucho a la calidad de escritura) solamente pueden corregir hasta el 99% de los errores. El libro “Los cielos de Júpiter” es un excelente ejemplo de que usar estas ayudas es necesario.
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