sábado, septiembre 19, 2009

De imperios y tratados.

En la revista "Relatos e Historias de México" se publicó un artículo acerca del polémico tratado McLane-Ocampo, los personajes históricos que intervinieron y todo el contexto político de ese momento (hacia 1859). Este tratado todavía causa mucha polémica porque se piensa que fue una especie de Tratado de Libre Comercio o de plano la venta de un pedazo de territorio nacional (no fue ni una cosa ni la otra, se puede consultar el texto completo en su entrada a Wikipedia. Todo el contexto político e histórico es demasiado extenso y complicado para tratarlo en este post, los remito al artículo sobre el tratado McLane-Ocampo del Dr. Pedro Salmerón en el no. 12 (agosto 2009) de "Relatos e Historias de México" (el sitio parece estar en construcción)



Como ya había mencionado, dicho tratado y sus implicaciones son altamente polémicas (aunque azuzadas por la ignorancia y los prejuicios), y el no. 13 (sep 2009) de la revista aparece la curiosa opinión de un lector claramente anti-juarista y pro-imperio. Es de notar que a sus débiles argumentaciones y fuertes contradicciones se agrega el hecho de que apoya su teoría en alucinaciones y falta de atención a lo que se explica (aparte de que su argumentación se apoya en la "sabiduría popular". Me gustaría postear el delirante artículo completo -tan surrealista que sería una delicia para Salvador Dalí y Luis Buñuel-, pero es demasiado extenso y "personajes" como éste podrían acusarme de copión:
"... pues hombres como Miguel Miramón y Maximiliano [de Habsburgo, adición del copión], emperador de los mexicanos, buscaban un México liberal sin destruir la identidad nacional, a diferencia de los liberales que constantemente han destruido esa identidad en aras de un futuro mejor.
Arturo Guevara E."

Esteeee..., habrá que mirar con simpatía y conmiseración las argumentaciones de D. Guevara, sobre todo la última aseveración: "... han destruido esa identidad en aras de un futuro mejor". Supongamos que yo soy un fanático cristiano, un extremista religioso, de esos que matan gente que no piensa igual que uno, que son misóginos y que no vacunan ni les dan algún tratamiento médico a sus hijos porque si se enferman "es voluntad de Dios" y su curación depende también de Su voluntad, un hombre no debe intervenir en asuntos divinos.
Ahora supongamos que ocurre un verdadero milagro: Dios entra en mi corazón, visualizo un futuro mejor y unilateralmente les brindo igualdad a las mujeres (ama a los otros como te amas a mismo), dejo que un médico atienda a mis hijos (ayúdate que yo te ayudaré) y ya no mato a los demás (si Dios entró en mi corazón, ¿no es lógico darles chance a los demás a ver si pasa lo mismo?). Suponiendo este escenario, ¿no estoy destruyendo mi identidad en aras de un futuro mejor como lo quisieron los liberales del S.XIX?

Mejor le dejo la palabra al Dr. Pedro Salmerón, hombre más inteligente y tolerante que yo:
"..., para mí los liberales no destruyeron, sino construyeron la identidad nacional en esos años y, sobre todo, los que siguieron, hasta 1867, pero esa es otra historia".

3066.97

jueves, septiembre 10, 2009

La fábula del trenecito que no pudo.

But it was only fantasy, the wall was too high, as you can see. No matter how he tried, he coud not break free. - Roger Waters (Pink Floyd).
Es bastante conocido el cuento del trenecito que sí pudo, es un cuento infantil moralizante que exalta los valores del esfuerzo y el trabajo duro. Surgió en Estados Unidos a principios del siglo XX, aunque muchos autores han usado la anécdota del trenecito como base de algún cuento o fábula infantil.
El trenecito que sí pudo.
La anécdota principal trata acerca de una locomotora de vapor que le tenía miedo a las vías de una colina, hasta que un día le tocó recorrerlas. Se concentró pensando "Sí puedo, sí puedo..." y cuando se dio cuenta, ya había legado a la cima de la colina. Esta anécdota ha sido vista como una alegoría al sueño americano. Pero sucede que en la realidad a veces no se pueden hacer las cosas por más que uno lo intente. Hay una tenue línea entre la necedad y la tenacidad y muchas veces es casi imposible distinguirla o saber de qué lado ponernos. En la vida real siempre nos enfrentamos a "obstáculos" como estos; los discursos y choros de autoayuda nos dicen que no hay obstáculos, sino retos que debemos superar. ¿Y si deveras están fuera de nuestras posibilidades? ¿Y si nos desmadramos tratando de superar estos retos? John Lennon decía que la vida es lo que pasa frente a nuestros ojos mientras estamos ocupados haciendo planes. ¿Y si estamos concentrados tratando de superar un obstáculo y la vida pasa delante de nosotros sin que participemos? Actualmente, se está usando mucho el título "El trenecito que no pudo" para titular artículos que hablan de cómo estalló la crisis mundial debido al fallo de los sistemas económicos. En realidad la anécdota contracultural no es tan simplona: nuestro trenecito de vapor le tenía miedo a las vías de una colina, pensando "nunca podré con esa subida", hasta que un día le tocó hacer ese recorrido, así que se llenó de pensamientos positivos: "sí puedo, sí puedo" y ya casi llegaba a la cima, pero se le reventó la caldera y ya no pudo seguir así que fue retirado del servicio. Cuando nuestro trenecito se recuperó de su fallo, trató de conseguir trabajo como tren de carga, pero ya nadie lo quería porque se le había reventado la caldera. Nuestro trenecito empezó a vagar y a malvivir de la mendicidad hasta que un día decidió buscar trabajo en otras áreas que no había probado. Siendo una locomotora de vapor de un modelo antiguo y obsoleto, encontró trabajo en un parque jugando con los niños.
El trenecito que no pudo.
Este cuento o fábula puede interpretarse de muchas maneras, desde la moraleja que ante el fracaso, uno debe buscar alternativas, hasta el rechazo de lo que nos dicen que es el "éxito" y hacer lo que realmente queremos hacer, con lo que nos sentimos a gusto. De cualquier modo el mensaje principal es que ante una caída, no se debe uno quedar en el suelo. Pero, ¿hasta cuándo debe uno insistir y cuándo debe uno empezar a buscar alternativas? Nadie puede dar una respuesta concreta. Buscar tu propia respuesta es lo que hace la vida interesante. 3059.28

jueves, septiembre 03, 2009

Ansias

Muchas veces siento ansias de vivir,
ansias de amor, de ya no llorar

Pero el mundo real, la vida real,
lo único que producen son ansias de morir.

Y, al final,
los sueños, sueños son.

3053.25